No te sientas ofendido.
Lo que te ofende sólo contribuye a debilitarte.
Libérate de la necesidad de ganar.
Empeñarte en ganar es un método infalible para evitar el contacto consciente con la intención.
Libérate de la necesidad de tener razón.
El ego es fuente de conflictos y disensiones porque te empuja a hacer que los demás se equivoquen.
Libérate de la necesidad de ser superior.
La verdadera nobleza no tiene nada que ver con ser mejor que los demás.
Libérate de la necesidad de tener más.
Por mucho que logres o adquieras, tu ego insistirá en que no es suficiente.
Libérate de la necesidad de identificarte con tus logros.
Puede resultar un concepto difícil si piensas que tú y tus logros son los mismo. Dios es la fuente de todos tus logros.
Libérate de tu fama.
La fama que tienes no está localizada en ti, sino en la mente de los demás y por consiguiente, no ejerces ningún control sobre ella.
Libérate del sentimiento de culpa.
Sentir culpa o culpar a otros por lo que se hace o se siente, es prolongar la permanencia del ego, fortaleciéndolo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.